Mi nombre es Maritza Álvarez y trabajo para la Asociación de Municipios Cayaguanca. Somos una institución que opera el Centro de Desarrollo de la Micro y Pequeña Empresa (CDMYPE) Cayaguanca en Chalatenango. Desde hace varios años, tenemos una relación de trabajo con las mujeres del programa MELYT. Con el MELYT hemos desarrollado varias actividades. Venimos justamente a este momento con una propuesta de trabajo basada en los términos de referencia que ha proporcionado ONU Mujeres, para poder ejecutar acciones de apoyo a las micro y pequeñas empresas (MIPYMES) lideradas por mujeres en el departamento de Chalatenango, específicamente en la zona trifinio. Estas acciones que estamos planificando ejecutar durará aproximadamente un año y medio.
Y este apoyo a las mujeres, ¿en qué consiste?
El programa consiste en brindar apoyo en diversas áreas. Ya tenemos tiempo trabajando con el MELYT, específicamente en economías lideradas por mujeres en los territorios. El año pasado levantamos una línea base para varios sectores, en específico tres: turismo, caficultura y hortalizas en la zona norte de Chalatenango. Nuestra intervención es darle seguimiento al programa en su segunda fase, dotando a las mujeres de capacidades tecnológicas y de modelos de negocios, así como de otras habilidades, incluyendo habilidades blandas. Consideramos que para que una mujer lleve su empresa y esta genere crecimiento, debe estar bien calibrada incluso en su desarrollo personal. Abordaremos primero las habilidades blandas y luego temas específicos del desarrollo empresarial, incluyendo la transformación tecnológica. Lo que buscamos es que estos tres sectores, con una muestra de 125 mujeres, logren desarrollar y mejorar sus condiciones en el mercado, siendo más competitivas tanto en el territorio como fuera de él, incluso exportando.
Me comentan que han realizado un diagnóstico previo a esta actividad.
Sí, es una línea base. En esta línea de base enfocada en turismo, hortalizas y caficultura, se incluye el turismo gourmet, restaurantes de alta gama y hostales liderados por mujeres. En el diagnóstico, vimos que hay una gran población, aunque solo vamos a atender a 125 mujeres. El diagnóstico abarcó a 350 mujeres emprendedoras en esos rubros. Hay cierta diversidad entre los emprendimientos, son emprendimientos con diferentes niveles de tracción. Algunas son empresas ya establecidas y otras aún están en un nivel de subsistencia. Nos vamos a concentrar en el segundo y tercer nivel, aquellas mujeres o empresas con potencial para crecer, generar empleo e impacto económico en el territorio.
En este diagnóstico que mencionan se identifican oportunidades para el desarrollo económico del territorio y el empoderamiento de las mujeres. En este sentido, ¿Qué mejoras en la condición económica de las mujeres y en la brecha económica nos abren esta ventana de oportunidad?
Sí, ha habido pequeños avances. Por ejemplo, algunas mujeres que antes trabajaban en tierras familiares ahora están arrendando sus propias tierras o sus padres les están heredando terrenos. En el turismo, las mujeres son dueñas de sus emprendimientos. En la caficultura, a veces se incluye a toda la familia. Poco a poco, las mujeres se van empoderando.
En cuanto a la nueva economía digital que parece alcanzar también a los territorios ¿Cuáles son las oportunidades que ven en el uso de tecnología?
Hemos planteado una estrategia de formación que incluye alfabetización digital para mujeres que tienen dificultades en el uso de tecnología y marketing digital para promover productos y servicios directamente. También consideramos el desarrollo del comercio electrónico para ventas locales y externas. Estas áreas de oportunidad son clave para fortalecer las empresas lideradas por mujeres, haciéndolas más fuertes y sostenibles.
Entonces, ¿la propuesta parte del fortalecimiento de capacidades para las mujeres emprendedoras?
Sí, es integral, abarca desde la persona hasta la tecnología y el proceso empresarial. Incluye modelos de negocio como el CANVAS para identificar y resolver problemas, mejorar la empatía con el cliente y escalar el modelo de negocio.
¿Cuentan con indicadores de desempeño para medir los resultados que este proceso pueda arrojar en el empoderamiento y desarrollo económico de las mujeres?
Sí, medimos el crecimiento en nivel de ventas y generación de empleos. Hemos visto que las mujeres son más puntuales en sus pagos y tienen una visión de crecimiento clara. La satisfacción de poder apoyar a sus familias también mejora la economía familiar.
¿Pueden comentarnos algo más en esa diferencia de comportamiento que observan entre hombres y mujeres?
Sí, las mujeres enfrentan más barreras para acceder a crédito y tienen problemas importantes con la propiedad de la tierra, lo que limita su acceso a financiamiento. Sin embargo, se están empoderando y apropiando de sus negocios. La brecha en horas productivas también es un reto, ya que las mujeres tienen más responsabilidades en el hogar.