Empoderamiento económico de las mujeres

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Contexto
La crisis por los efectos de la pandemia ha puesto en evidencia, más que nunca, la desigualdad de género que predomina en la región. 

Uno de los principales retos para promover la inclusión laboral y la disminución de brecha salarial entre hombres y mujeres en El Salvador es la baja productividad de algunos sectores económicos, especialmente relacionados con actividades de bajo valor agregado. 

Las mujeres en el país tienen una alta participación en el sector informal (72 %) comparado con 56 % de los hombres. La participación en la fuerza laboral también muestra brechas importantes y la proporción es de 46.6 % para las mujeres y 79 % para los hombres (DIGESTYC 2020). Lo anterior denota una brecha significativa y determina las cargas laborales en otros aspectos como el hogar, o en empleos precarios para las mujeres. 

Justamente, su participación en el mercado laboral continúa ubicándose como una fuerza laboral secundaria: el 80 % de las mujeres ocupan trabajos de baja productividad, en contraste con el 62 % de los hombres.  

Los trabajos de baja productividad se caracterizan por menores niveles de remuneración dentro del sector terciario de la economía, y por tener menos contacto con las tecnologías y la innovación. 

De ese modo, de acuerdo con el Perfil de País según Igualdad de Género publicado el 2020, las mujeres suman el 56.4 % en las ramas de comercio, hoteles y restaurantes, enseñanza, servicios comunales y hogares con servicio doméstico, una cifra que ha crecido en relación con el año 2010 (55.6 %).

Por otro lado, de acuerdo con los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2020, las mujeres ganaban 64.23 dólares menos que los hombres, mes a mes; y la disparidad de género se mantenía independientemente de los niveles educativos alcanzados por ellas. 

El Salvador: Población Ocupada por sexo y promedio salarial, según años de estudio aprobados
  

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Fuente: Encuesta de Hogares de Propósitos  Múltiples-2020

 

Trabajo doméstico no remunerado, impacto del  COVID -19, inclusión financiera

Asimismo, las mujeres jóvenes dedican al trabajo doméstico no remunerado, en promedio, 25.5 horas a la semana; mientras que los hombres jóvenes solo 7.2 horas a la semana (PNUD, 2018). Además, en total, se estima que 1 de cada 4 jóvenes (26.3 %) no estudia ni trabaja, de los cuales casi 8 de cada 10 son mujeres (DIGESTYC,2020). 

Por otro lado, El Salvador ha recibido el COVID-19 en un contexto económico frágil y desigual. Se estima que, en el 2019, el 68 % de las personas ocupadas tenían un empleo informal, y 7 de cada 10 mujeres se encontraban trabajando justamente en dicho sector, sin ningún tipo de reconocimiento en el sistema de protección social.  

Con relación a la inclusión financiera, si bien se han registrado avances significativos en los últimos años, la región centroamericana muestra un rezago considerable con respecto al promedio de América Latina, y representa un obstáculo aún mayor para las mujeres. 

En el Salvador solo un 24% de las mujeres posee una cuenta bancaria. La brecha de género en inclusión financiera es más amplia en El Salvador ya que se sitúa en 14 % comparado con el 8 % de Honduras y el 4 % de Guatemala (Banco Mundial 2021).

En este contexto, invertir en el empoderamiento económico de las mujeres en todos los sectores y a todos los niveles, resulta fundamental para la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. 

Cuatro proyectos insignia

Entre las acciones implementadas por ONU Mujeres en El Salvador para el empoderamiento económico de las mujeres, sobresalen estos programas:

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Otras acciones destacadas
 

Otras acciones destacadas


A la fecha, también hemos brindado asistencia técnica para la aprobación del Convenio 189 de la OIT sobre trabajo doméstico; pero aún no se ha logrado dicho cometido. 

Y para seguir avanzando en la reducción de las brechas de desigualdad, en el periodo 2022-2026 continuaremos apoyando a instituciones nacionales, en especial al ISDEMU, para:

  • El diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas públicas de igualdad y no discriminación por razón de género.
  • El desarrollo de políticas y estrategias para el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.
  • El diseño a nivel local de herramientas y plataformas que brinden oportunidades económicas y sostenibles para las mujeres.

En este contexto, también mantendremos los asocios con el Consejo Nacional de Inclusión y Educación Financieras –CNIEF, que en El Salvador es coordinado por el Banco Central de Reserva y la Superintendencia del Sistema Financieros; con la participación de BANDESAL, Banco de Fomento Agropecuario, Instituto de Garantías de Depósito, Defensoría del Consumidor, CONAMYPE, Ministerio de Economía, Banco Hipotecario y Ministerio de Educación; así como el BCIE, la Comisión Trinacional de la Región del Trifinio, la Red HOSAGUA y las municipalidades que conforman la micro región del Trifinio. 

Consolidaremos alianzas estratégicas con socios clave a través de la formación de la Coalición Nacional para el Empoderamiento Económico de las Mujeres, integrando los esfuerzos del Gobierno de El Salvador, el sector privado, el sistema financiero, la sociedad civil, la academia, la cooperación internacional y los medios de comunicación, para desarrollar una estrategia que promueva la autonomía económica de las mujeres.

Asimismo, concentraremos esfuerzos para promover el empoderamiento económico de las mujeres en situaciones de desastres naturales, fortaleciendo la resiliencia a los efectos del cambio climático, incorporando la perspectiva de género en las estrategias, sistemas y otras herramientas de prevención, preparación y recuperación. 

Para ello ya impulsamos la creación de la Coalición Nacional Mujer y Cambio Climático, lanzada en 2021 con la participación de las embajadas de Costa Rica y Canadá, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (COMISCA), entre otros.

Esta iniciativa busca incorporar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en las políticas y programas nacionales sobre cambio climático; reconociendo el impacto significativo y desproporcionado que este tiene sobre las mujeres y las niñas.

Consulta nuestras publicaciones sobre empoderamiento económico de las mujeres aquí.